Vivimos una época donde la conciencia social y ecológica empieza a cobrar cada vez mayor importancia, por eso vemos un resurgir de diseños con plantas y cada vez encontramos más verde por todos lados.
Una de estas tendencias está marcada por la aparición de muros verdes artificiales en diversos edificios, comercios y casas, los cuales adornan las fachadas y dan una impresión más ecológica pero ¿realmente son la solución?
Es cierto, los muros verdes artificiales se adaptan a cierto tipo de personas: aquellas que por sus actividades del día a día, no cuenta con el suficiente tiempo para cuidar de plantas o para aprender a hacerlo.
La apariencia de estos muros puede llegar a ser muy natural, pero a final no deja de ser plástico. Se acaban empolvando y, al final, son solo una solución estética.
¿Cumplen su propósito?
La respuesta más sencilla es: no. Pero, ¿y por qué es así?
Bueno, toda esta tendencia verde responde a la necesidad, como te hemos mencionado varias veces, de recuperar espacios naturales dentro de las ciudades y reducir el impacto ambiental que estamos generando.
Por lo tanto, poner un muro verde artificial, es como poner una pared con muñecos de plástico, estéticamente (tal vez) se ve bien, pero no estamos ayudando a la naturaleza.
¿Y por qué no? Al final un muro verde busca tener generar un impacto ambiental a través de los diferentes beneficios que aporta.
Un muro verde sigue esta filosofía de conciencia ambiental y encuentra un nuevo espacio para cultivar plantas que no solo ayudan al ambiente, también generan beneficios para ti, para tu economía y la sociedad.
Por todas estas razones, un muro verde artificial no es una solución adecuada ni cercana a la conciencia ambiental.
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